SAN PEDRO DE ABRISKETA

Hacía alrededor de 30 años que pase, por casualidad creo recordar, junto a una pequeña ermita cuyo nombre siempre recordé, San Pedro de Abrisketa, en el barrio del mismo nombre perteneciente al municipio de Arrigorriaga (Bizkaia). Varias veces he intentado, sin mucha insistencia, volver a pasar por allí pero hasta ayer no lo había conseguido. Está en pleno monte, lejos de cualquier centro urbano. Ayer salí de casa decidido a encontrarla y por supuesto que lo conseguí. Faltaría más.            

El primer intento fue fallido, me metí por un camino que enseguida se acabó junto a un caserío para el que hace servicio. Pregunté primero a la casera pero no hubo manera, estaba en el primer piso y los perros no dejaban de ladrar. Por suerte llegó el marido y este si, me indicó por donde ir y enseguida lo capté. Estaba bastante más lejos de lo que creía, pero tampoco demasiado.

Seguí el camino indicado, muy conocido desde hace mucho, hasta llegar al punto donde tenía que torcer. Enseguida comprendí porqué nunca había vuelto a pasar junto a la ermita buscada. Hay una carretera que han hecho hace bastante tiempo para dar servicio a una cantera. Ni que decir tiene que ese tipo de comunicación es lo menos deseado para hacer una ruta de paseo por el monte. No fue mucho tramo, 1 Km. aproximadamente, el que me toco recorrer pero me topé con dos caminonazos de esos que tienen las ruegas más altas que yo y que levantaron más polvo que un rebaño de ovejas en plena meseta castellana. En un cruce a la izquierda enseguida me encontré con lo que buscaba.

Es una ermita muy pequeña que data de siglo XI o XII aunque puede que sus orígenes sean de unos siglos antes. Está en un paraje totalmente solitario. En frente hay una casona totalmente derruida y el caserío más cercano está a unos 100 ms. El edificio está muy bien conservado. Creo que se la considera autentica joya única en su estilo dentro de Bizkaia y quizá de todo el País Vasco. Durante el tiempo transcurrido desde que la vi por primera vez la había visto en fotos con bastante frecuencia por lo que no me resulto un monumento desconocido o extraño. Pero si puede me llamó poderosamente la atención unos detalles en las paredes, unos grabados en la piedra, autentimante maravillosos tanto por los gravados en si como por lo bien conservados que están. Estuve un buen rato admirando tanto el monumento como el entorno (estaba cerrado y no puede entrar), hice las fotos correspondientes y seguí camino, de vuelta a casa pero por otras veredas. A ver si no me pierdo demasiado, pensé antes de partir.

Hubo suerte y no tuve que rectificar el camino más que una vez. Aunque yo pretendí llegar a un lugar pero solo lo vi de lejos. Intenté llegar hasta un merendero muy bonito, con lago y cervecera incluida, pero el camino me llevó bordeando el lugar para terminar junto a Ventalta, muy conocido porque allí están las depuradoras de agua del Consorcio de Aguas del Gran Bilbao. A partir de ahí otra vez asfalto hasta llegar a casa. Un bonito paseo que me mantuvo andando tres horas largas. Había merecido la pena.

La próxima vez que vuelva por la zona no erraré el camino y sabré evitar el asfalto, bueno, todo lo que se pueda. Hay otra ruta para subir a la ermita que es desde el merendero Mendikosolo, antes mencionado, lo que pasa es que no lo conozco. Será cuestión de averiguarlo.